martes, 25 de octubre de 2011

“¿Y a mí qué?”

CHAMUYANDO- Eduardo Giorlandini

Si el mundo “revirao”, golpeándote,
te tira pa’un costao de la pared;

si igual es una mosca que un ciprés,
de que cantés la tosca o que garpés.
Si al fuego de la fragua todo fue
y el jugo de paragua hoy es café.
Servime de testigo, está con fe,
gritá, gritá conmigo, viejo: ¡a mí, qué!

Y pensar que allá en la rama
con que fe mansa me criaste, mama...
¡Pobre mama! En la balanza
fui justo un drama
pa’ tu esperanza...
Si vos pa’ mí sos mi Dios,
juntito a vos yo no sé
más que gritar: ¡a mí, qué!

Si todo ya está usao: la yerba, el té
y el dato que te han dao de mala fe;
si aquella pobre grela no da más
y banca la quiniela el juez de paz.
Si el santo de la historia es un ladrón
y alterna el zanagoria con Napoleón,
no se te importa un higo, ¡dáguele!
Gritá, gritá conmigo, viejo: ¡a mí, qué!

Vocabulario
BANCA. Paga, financia, organiza.
COSTAO. Costado.
¡DAGUELE!. Interjección que se usa para incitar más a alguien a hacer o no hacer algo.
DATO. Información que se da con relación a las carreras de caballos y, especialmente, con respecto al caballo ganador presunto.
GARPÉS. Pagués.
GRELA. Mujer sacrificada en la casa.
HIGO (NO SE TE IMPORTA). No te importa nada.
MAMA. Mamá.
PA’. Para.
PARAGUA (JUGO DE). Café de muy mala calidad.
RAMA (ESTAR EN LA). Estar en las nubes, o en la luna, o en el limbo. Ser un pájaro, un pajarón, un tonto.
REVIRAO. Loco.
TOSCA (CANTAR LA). Irse sin pagar.
USAO. Usado.
¿Y A MÍ, QUÉ? Y a mí, ¿qué me importa?
ZANAGORIA. Tonto.

Angel Cárdenas, que fue el décimo segundo cantor que grabó con Troilo, cantó en la orquesta dePichuco desde el 1 de mayo de 1956 hasta el 30 de abril de 1961.
Según el relato que él mismo hizo una noche, le avisó a Pichuco que dejaba la orquesta porque se iba a Nueva York a cantar junto a Astor Piazzolla y a Enrique Mono Villegas en el “Hotel Waldorf Astoria” y al mismo tiempo iba para no perder la residencia norteamericana.
El gordo lo miró y le dijo: “Pero Cardenitas, justo ahora que has pegado tan fuerte en la orquesta te vas a ir, me dejás un gran vacío como me dejó Rivero”, pero se lo dijo sin enojarse, porque Pichuco no se enojaba nunca. De toda su historia se sabe solamente un enojo, con Orlando Goñi.
Cárdenas, entonces, le recomendó a Elba Berón y Elba Berón estuvo entre el 20 de febrero de 1961 y el 30 de noviembre de 1963, pero grabó solamente cuatro temas, aunque cantó mucho.

Uno de estos temas es “¿Y a mí, qué?”, en el disco “larga duración” Otra vez Pichuco, que se grabó en 1962. Pero Elba Berón debutó con la milonga “Gachirlenado”, de Manuel Berón, su padre, y Enrique Uzal. Este tango, “¿Y a mí, qué?” tiene letra de Cátulo Castillo y música de Anibal Troilo. 
Roberto Goyeneche, elba Berón y Aníbal Troilo
Después a Elba Berón la remplaza Tito Reyes, haciendo yunta con Roberto Rufino. Generalmente, había dos cantores o cantantes.
Elba Berón pertenece a una gran familia de artistas y fue una de las mejores cancionistas del tango, además de haber frecuentado, largo tiempo, el folclore; por eso se nota la influencia gauchesca en algunos de sus temas grabados, inclusive con Troilo y en el tango “¿Y a mí, qué?”, en este caso porque se hizo una letra para ella especialmente, con un vocabulario lunfa y expresiones propias del gauchesco. De todos modos, se advierte en dicho tango una expresión hondamente lunfarda, arrabalera. Se ha calificado este tema como grotesco. Me parece que no es así. Es una infrahistoria apta para el estudio de una sociología popular argentina y es, también, una queja ante una realidad, se trate de la corrupción o del truchaje. Sigue la línea de “Al Mundo le Falta un Tornillo” y “Cambalache” y “Las 40”.
Después de estar con “Pichuco”, en 1963 siguió su carrera como solista, al igual que tantos cantantes de Anibal Troilo.
El tema de la familia de Elba Berón merece un comentario particular, pues tal vez sea uno de los pocos casos, sino el más representativo, de toda una familia de artistas y además numerosa.
Su padre, Manuel, fue cantor, compositor y guitarrista criollo y su madre Antonia Iglesias escapó a la regla. Durante muchos años, Elba hizo dúo vocal con su hermana Rosa, trabajando en emisoras, en salones y grabando.
Otros hermanos fueron Manuel Adolfo, músico, guitarrista y compositor; Raúl y José, cantores; Francisco, músico, pianista y compositor. La familia residía en Zárate, en la provincia de Buenos Aires, donde nacieron los hermanos excepto Paco (Francisco Berón, que nació en la ciudad de Buenos Aires). Entre todos cubrieron 70 años de actuaciones, si comenzamos a contar desde que comienzan con el padre, Manuel Berón.


“Mocosita”

CHAMUYANDO- Eduardo Giorlandini


Melodrama tanguero
Este tipo de tango puede conceptuarse como una especie de melodrama. El tema constituye un drama. Podría ser el mismo de una ópera. Pero aquí están presente los elementos del tango: letra y música. Y algo más: una historia humana, individual, pasional, con facetas sentimentales y patetismo, por lo que agita la sensibilidad de la gente. La historia corresponde a un tiempo lejano, dada la edad del país, de la comunidad en la que está inserida.
Amargura, desesperanza, hastío, sollozo, desdén, abandono y dolor profundo. Después... una canción y un disparo con el que un payador y cantor pone fin a su vida. Historia de un tiempo viejo, del payador que se afincó en la ciudad, producto de la migración, de la traslación de la población rural a las zonas urbanas, un fenómeno sociológico e histórico en nuestros países del sur.

Suburbio: eslabón geográfico
Creo que, en cierto escorzo, el suburbio fue el nexo entre la zona rural y la ciudad y que en esa franja social se transformó el payador en milonguero y cantor. Llegó del campo y se incorporó en un ámbito distinto. De a poco fue dejando el caballo, modificando su vestimenta y recibiendo nuevos influjos. Adaptó sensiblemente su arte en un entorno de múltiples influencias culturales entre las que se hallan el arte y el lenguaje, con su substractus de sentimientos, emociones, ideas y motivaciones diversas.
En la historia del tango hay una instancia en la que se entrevera el payador con el cantor, el lenguaje campal con el habla popular de la ciudad. Podríamos ayudar a ilustrar el concepto si recordamos que José Gobello, en su Nuevo Diccionario Lunfardo atribuye al lenguaje general el significado de ‘payada pueblera’ cuando desarrolla la voz “milonga”. Para el Maestro Gobello “milonga” es también el lugar donde se desarrolla la payada pueblera y es el baile ejecutado al son de la música empleada en la payada pueblera, mientras que milonguero es el payador pueblero.
No quiero afirmar que, en términos absolutos, el tango deriva de la milonga y ésta de la payada. 
Sí digo que existen ascendientes, vasos comunicantes y lazos no del todo ostensibles. Y los payadores están presentes en las letras de tangos y milongas y tangos-milonga. “Mocosita” nos trae la historia trágica de un payador, suicidado por causa del desamor. Habitaba en un conventillo. 
Solamente en esta circunstancia se concibe la presencia de un revólver y un disparo fatal. Pero no concebimos esta forma de poner fin a la vida de un típico payador rural, hombre de cuchillo, poco afecto a agredirse pero sí dispuesto a aceptar la eutanasia cuando es hondo el sufrimiento físico de una herida, practicada por el gaucho como un deber moral o como un acto de compasión.Con el mismo sentimiento con que se mata a un caballo fracturado.

El payador urbano
En ese eslabón geográfico que es el suburbio, el payador no habita un rancho sino una pieza del conventillo, un cotorro, donde el castellano rural “catre” -de uso en la campaña- se hizo catrera, expresión lunfarda propia de la ciudad. ¡Palabras de la letra de “Mocosita”!  El payador rural primitivo era un coplero, un cantor errante, el continuador de los trovadores antiguos del viejo mundo, los que solían llamarse a sí mismos “preyadores”, así que el payador no tiene su origen en la pampa, pero expresó a la pampa y a la patria, con sentido nacional y sentimientos argentinistas. 
El payador urbano también, pero no fue como el rural un cantor errante, pues tuvo su habitación, su cotorro y, como en este tango que comento, vivió en el conventillo y colgó de un clavo su guitarra:

Flor de milonga
Los temas populares, letra y música, llegaron, como este tango, al espíritu del pueblo sin mucho esfuerzo ni promoción publicitaria significativa. Prendían en la afectividad de la gente, en ocasiones sin interesar la autoría. No interesó tampoco que los historiadores no hayan destacado en algunas fuentes que Víctor Soliño fue el poeta del tango; sí que Gerardo Matos Rodríguez fuera el autor de la música.
Flor de milonga fue el embrollo que envolvió a “Mocosita”. Después de advertirse que solo pocas personas tenían la grabación de Gardel, el larga duración editado por el sello “Odeón” con el título de “Mocosita”, que salió a la venta solo por tres días -según datos obtenidos por José Barcia, Enriqueta Fulle y José L. Macaggi- fue secuestrado por causa de una demanda de “RCA Víctor”, a raíz del contrato firmado por Matos Rodríguez en 1930, donde se especificaba que sus obras solo podían ser grabadas en discos “Víctor”.

Mocosita es pebeta
La mocosita del tango no tiene acepción alguna en las fuentes propias del idioma español actual.
En realidad “mocosa” proviene de una voz del latín y aparece registrada en la literatura española en numerosas obras. Sin embargo, aunque entre nosotros haya continuado con igual significado en algunas de las acepciones, los argentinos hicimos con “mocosa” varios sinónimos: piba, pebeta, muchacha, con aptitud suficiente para compartir su vida con un hombre. Y también para abandonarlo:
“Mi mocosita,
no me dejés morir,
volvé al cotorro
que no puedo vivir...
Si supieras las veces que he soñado
que de nuevo te tenía a mi lado...”.
“Colgada de un clavo la guitarra,
en un rincón la tiene abandonada,
de su sonido
ya no le importa nada”.

“Miriñaque”

CHAMUYANDO- Eduardo Girolandini


Del tiempo de ñaupa o Maricastaña
El miriñaque pertenece al tiempo de ñaupa, siguiendo el dicho en el que se insertó una voz del latín sudamericano, esto es el quichua; me refiero al quichuismo ñaupacc, que significa ‘antiguo’, ‘pasado remoto’. Es como decir “del tiempo de Maricastaña”, un momento lejano en el pasado.
Maricastaña o Mari-castaña o María Castaña existió y es aludida en la expresión. En el siglo XVI fue quien comandó un partido popular en Galicia, que resistía el pago de impuestos. parece ser que “Maricastaña” significa ‘mujer casta’, del mismo modo que “Marisarmiento” quiere decir ‘mujer delgada’, delgada como un sarmiento.
Aquí, entre nosotros, decimos también “del tiempo del miriñaque”, que, en la conocida milonga es recordado y situado en el año 1910, aunque se haya usado antes y después de ese año.

1910, año del Centenario
 1910 es el Año del Centenario de la Revolución de Mayo. Al mismo tiempo se había anunciado el fin del mundo, con la aparición del cometa Halley para el 11 de enero. Mientras tanto, la República estaba preparando los festejos del Centenario de su Libertad. Llegaron personalidades importantes de todo el mundo. Hasta ese momento, en lo que iba del siglo, Buenos Aires había sido el escenario de huelgas, manifestaciones, protestas de trabajadores, inquilinos y, asimismo, en otras ciudades, mientras que en las zonas rurales la explosión social se producía igualmente en el sector agrario y se manifiesta poco después. Ya hacía cinco años de la frustrada revolución cívico-militar encabezada por Hipólito Yrigoyen, pero además la ciudad de Buenos Aires había sido igualmente convulsionada por el tranvía eléctrico, en remplazo del tranvía con caballos.
Esta última convulsión social tenía por causa el hecho de que existía la creencia que ese tipo de medio de transporte iba a ser la causa de molestas, ruidos y accidentes fatales. Era, pues, tecnología de avanzada y su velocidad resultaría riesgosa, en el convencimiento popular.
En ese tiempo, se exaltaron las proezas de la emancipación argentina. Los festejos duraron todo el año. Una de las personalidades presentes fue la Infanta Isabel de Borbón, que se interesó por las fiestas criollas, los bailes y las vestimentas, entre las que se contaba el miriñaque evocado por la milonga cuya letra y música pertenece a Alberto Mastra.

La milonga “Miriñaque”
Alberto Mastra en realidad era un seudónimo; el verdadero nombre completo era Alberto Mastracusa, más conocido como “Carusito”, un uruguayo que convivió con payadores y cantores que resumían la temática del campo, el suburbio y la ciudad. Creció en esos ambientes, como poeta y guitarrista; fue un inquieto caminante, de tierras conocidas y tierras extrañas. Como ciertas aves se fue de un lugar a otros y no visitó, como peregrino, santuarios, sino arrabales, boliches y ámbitos donde se enseñoreaba el arcano del arte popular, de la creación sin barreras, del vocabulario y la música en libertad.
Creo que se pareció bastante a Atahualpa Yupanqui, pero en los contornos del tango -al que fue ajeno don Ata- y de la milonga. También se pareció a él en cuanto al uso de la zurda para tocar la guitarra y se diferenció en su bohemia crónica. Sus milongas fueron las milongas del suburbio, predominantemente.

Prontuario de la pilcha y la palabra
En realidad, el miriñaque no era todo el vestido, sino, como lo anotan los académicos madrileños, “el zagalejo interior de tela rígida o muy almidonada y a veces con aros, que han solido usar las mujeres”.
Si seguimos al idioma español no penetraremos debidamente en la comprensión de este asunto. 
¿Zagalejo? es el diminutivo de zagal. Y seguimos: ¿qué es el zagal? Enseñan los académicos 
de Madrid que es el refajo de las lugareñas. Y, así, seguimos sin entender este idioma extraño 
y mentamos que el idioma argentino tiene el cimiento del español y del italiano, principalmente. 
pero, prosigo con el diccionario oficial, el de la Real Academia de la Lengua: “ ‘Refajo’. (de re- y fajar). m. Falda corta y vueluda, por lo general de bayeta o paño, que usan las mujeres de los pueblos encima de las enaguas. En las ciudades era falda interior que usaba la mujer para abrigo...”
¡Ahora sí, caracho! Pero hay que tener cuidado con otras dos palabras, ya citadas, “bayeta” y 
“vueluda”.
En resumen, una especie de segunda enagua para abrigo, “vueluda” (con mucho vuelo) y con 
aros. El vestido se ajustaba de la cintura para arriba y abajo era bombé, es decir, convexo. Lo 
usaron las mujeres que frecuentaron los lugares elegantes y lujosos del tango. Lo podemos ver en revistas antiguas, o en películas como “La Historia del Tango”, filmada en 1948, con Virginia Luque, en el papel de “La Morocha”, en lo de Hansen. En “Caras y caretas”del 15 de agosto de 1903, podemos ver al payador, actor y bailarín, Arturo de Nava, y una actriz de la compañía de los Podestá, con su miriñaque, personificando en el Teatro Apolo a la pareja corralera, bailando el tango “El Maco”, de Tornquist.
Pero no imaginemos de miriñaque a Paquita Bernardo, la bandoneonista; ni a Carmen Calderón, la última compañera de “El Cachafaz”; ni a Peggy, compañera de baile del “Vasco” Aín; ni a Linda Thelma, una de las primeras cancionistas que usó el traje varonil, como Azucena Maizani; o a la cancionista japonesa del tango, Ranko Fujisawa; o a Gina Lollobrigida, aprendiendo el tango con el profesor Gino Landi; Rosita Quiroga, Manolita Poli, Mona Maris o la arrabalera Tita Merello.

Nada de chamuyo rantifuso 
Quien lea la letra de Alberto Mastra, o escuche la milonga cantada, creerá que se trata de una parla rea y no es tal. Se trata de un poema sencillista, costumbrista y descriptivo del tiempo de ñaupa, del miriñaque, del pantalón con trensilla, el cuello alto y la corbata de plastrón, a más de otros usos sociales exhumados con el tiempo, como la patilla o el bigote.
Era la edad de los carreteros del puente arenero, de cantores y reseros, del suisse y el pernod; del tiempo en que los novios se sentaban a tres metros y del fonógrafo:

“Vamos a hacer volver a atrás el almanaque
y recordarles el mil novecientos diez,
cuando las damas se vestían de miriñaque
y se cubrían desde el cuello hasta los pies.
Cuando mi ‘papi’ se dejaba la patilla,
cuando el bigote daba porte de señor,
cuando se usaba el pantalón con la trensilla,
el cuello alto y la corbata de plastrón.

Dónde están... dónde se han ido
mis tiempos queridos.
Dónde están tus carreteros del puente arenero,
dónde está tu barrio norte,
dónde está Pepe el cantor,
el resero, La Tablada,
el rosarino Taboada,
¿dónde están, quién los llevó?
Tiempo de ayer que fue rodando
y se perdió,
lo mismo que el suisse,
lo mismo que el pernod.
¿Dónde estará? -No sé...
Te cantarán -Tal vez...
Te llorarán -Igual que yo.

Cuando los novios se sentaban a tres metros
y era el fonógrafo la moda antes del dial.
Cuando el “Victoria” se paseaba por el centro
y había una línea solamenta del tranway.
Y aunque parezca una comedia lo que siento,
o me critiquen porque soy como yo soy,
con todo orgullo yo me quedo con mis tiempos
aunque me obliguen a vivir el ritmo de hoy.”

El vocabulario de esta letra
Los versos de Mastra no tienen lunfardismos, aunque a algunos de estos vocablos se los pueda considerar tales, en un sentido amplio. Anoto aquí el significado con el que se utilizaron en el poema y no otro:

CARRETEROS. Conductores de carros y carretas.
DIAL. Radio, en sentido figurado.
FONOGRAFO. Aparato para registrar y reproducir sonido mediante un procedimiento mecánico.
MIRIÑAQUE Falda interior del vestido de la mujer.
PAPI. Diminutivo apocopado de papá.
PERNOD. Ajenjo.
PLASTRON. Tipo de corbata muy ancha.
RESERO. El que arrea ganado//Matarife//Comprador de reses.
SUISSE. Bebida alcohólica aderezada con esencia de ajenjo.
TRANWAY. Tranvía.
VICTORIA. Carruaje//Mateo.

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Toque de color para esta nota (agregado a las palabras de Giorlandini exclusivamente para este blog):

“Milonguera”

“Milonguera” es un tango de José María Aguilar, autor de la letra y de la música. Según la versión del álbum Homenaje. Cancionero inmortal, edición extraordinaria con “200 éxitos inolvidables de Carlos Gardel”:

                                                           I           En la versión de E. Romano:
Milonguera de melena recortada
que ahora te exhibes en el Pigall.
No recuerdas tu cabeza coronada
por cabello reluciente sin igual.                ...cabellos relucientes...
Acordáte, tu mamá acariciaba                 ...que tu vieja...
con sus manos pequeñitas de mujer;
tu cabeza de muchachita alocada,
que soñaba con grandeza y placer.        ...grandezas...
                 
                  II
Una noche te fugaste
del hogar que te cuidó
y a la vieja abandonaste,
que la vida te adoró,                                   ...que en la vida...
en busca de los amores
y para buscar placeres
fuiste con otras mujeres
al lugar de los dolores.
             
                     I (bis)
Milonguera de melena recortada,
que antes tenía hogar feliz,                            ...tenías...
no recuerdas a tu viejita amargada
que ignora todavía tu desliz.
Acordáte de aquel novio enamorado

que luchaba por formarte un buen hogar
y que tu nido feliz y más confiado                  y que tímido, feliz y mal confiado
colocaba tu recuerdo en un altar.
             
              II (bis)
Ahora solo abandonada               ...sola...
en las alas del placer,
vas dejando acongojada
tus ensueños de mujer.
De tus trenzas en la historia
ni más hebras quedarán                ...las...
que perduren tu memoria
a los que te llorarán.

Quiero hacer notar que la transcripción que hace Eduardo Romano, en su libro Las letras de tango, responde mejor a la gramática, así como no pocas veces los cantantes modifican las letras, en general, por gusto personal o por cierto tipo de necesidad; igualmente el director de orquesta. 
Sin embargo, tanto Carlos Gardel como Edmundo Rivero, trataron de respetar invariablemente al letrista. “El Zorzal Criollo” modificó algunas, raramente, pero justificadamente cuando se trató de personas, con nombre y apellido (Rivera por Cepeda, en “Tiempos Viejos”, y Carlos Gardel por Charles Boyer, en “Corrientes y Esmeralda”), sin perjuicio de varios furcios, involuntarios, por tales.
La transcripción del Album del tango, de Ediciones Continental, se acerca más a la versión de 
Romano, presentando diferencias: “del lugar que te cuidó”, “y en busca de otros amores”, “en las salas del placer” y “que recuerden tu memoria”. Así y todo, el texto de Romano coincide más con el original.
En la citada obra de Romano leemos: “Fue grabado por Carlos Gardel con acompañamiento de las guitarras de G. Barbieri y J. M. Aguilar,  en el sello “Odeón” (7/29); más tarde, lo registró Osvaldo Pugliese con la voz de Juan Carlos Cobos, en “Odeón” (7/53); luego Francisco Rotundo con Floreal Ruiz, en “Odeón” (4/54), y Héctor Mauré con acompañamiento de guitarras, en Columbia (1957), entre otros”.
El autorJosé María Aguilar nació en Montevideo. Era cinco meses menor que Gardel. Fue uno de los tres sobrevivientes del accidente de Medellín, un siniestro horroroso, pues quedaron todos carbonizados o quemados, con fracturas y amputaciones, en casos; todo ardía en medio de gritos de dolor y desesperación; Gardel carbonizado, con el cuerpo debajo del asiento del piloto y los pies separados de su cuerpo. Riverol le rogaba a Aguilar que no lo dejara morir, pues tenía mujer y ocho hijos; luego, en el Hospital, enloqueció, saltó de la cama, corrió y murió desangrado. Corpos Moreno tenía la cabeza separada del cuerpo. Era un joven pugilista argentino al que Carlos Gardel había incorporado a la troupe. Según Aguilar, había tenido la mal ocurrencia de decirle a Carlos: “Mirá si se viniera abajo el avión”. Gardel, que tenía terror a esta clase de aparatos, se enojó mucho reprendiéndole.

Aguilar fue apodado “El Indio”, por imposición de Gardel, que acostumbraba a ponerle motes a los amigos. Fue uno de los más grandes guitarristas de la Argentina, en todos los tiempos. Sobrevivió pero solo pudo dedicarse a la enseñanza. Quedó ciego y murió luego de haber sido atropellado por un automovilista, en el barrio de Flores.
Había comenzado sus actuaciones en Uruguay y además, llegado a la Argentina, inicia su escuela de guitarra, en Buenos Aires. Según el Diccionario gardeliano de José Barcia, Enriqueta Fulle y José Luis Macaggi, esto sucede en 1926, pero en la obra de Orlando del Greco, Carlos Gardel y los autores de sus canciones, se anota que llegó a la Reina del Plata en 1920; de El libro del tango de Ferrer parece deducirse que se inició en 1923, en Buenos Aires. Dada la diversidad de fuentes y referencias consultadas estimo que del Greco se acercó más a la fecha correcta. Probablemente el trabajo más completo pertenece a Horacio Loriente, publicado en Tango y lunfardo, que dirige Gaspar Astarita. Afirma que Aguiilar actuó desde jovencito, haciendo giras por Uruguay y el sur de Brasil, precisando la fecha de inicio en Buenos Aires, aproximándola al año 1922 por las referencias concretas que da.
Casi todos los grandes solistas requirieron su acompañamiento. En 1928 comienza con Carlos Gardel y continuó hasta 1931; continúa después, en 1934. En la citada obra de del Greco se recuerda que fue autor de numerosos temas, cubriendo diversos géneros: tango, vals, estilo, foxtrot y zamba. Agrega que fue un “artífice de la guitarra”.
Grabó como solista. Gardel le grabó diez temas y dos de ellos fueron incorporados en cintas 
cortas, que filmó Eduardo Morera: “Tengo Miedo” y “Añoranzas”. Los demás temas grabados por Gardel fueron “Trenzas Negras”, “Lloró como una Mujer”, “Milonguera”, “Al Mundo le Falta un Tornillo”, “Flor Campera”, “Mala Suerte”, “Aromas del Cairo”, “Manuelita”, “Las Madreselvas”, “Manos Brujas” y “Ofrenda Gaucha”.
Aguilar se había enemistado con Gardel en Francia, abandonando la gira. No se sabe a ciencia cierta que es lo que generaba distancias. A lo mejor la sólida formación musical de Aguilar, o los tecnicismos incompatibles con la naturaleza y el instinto de Gardel. Además, “El Zorzal” era muy bromista y cachador. Aguilar no se quedó atrás en esto, según sus propios relatos, cuando tiempo después, al reingresar como guitarrista, se rió del “Zorzal” en San Juan de Puerto Rico, donde, ante 25.000 personas Gardel habló y cometió una torpeza verbal, al dirigirse a la gente: 

“Querido pueblo -dijo-, estoy muy contento de que hayan venido a recibirme, y ... esta noche los espero en el cine”.

Historia repetida
El tema de la letra es una historia conocida en la realidad social del Buenos Aires antiguo: la de la muchacha con aspiración de “grandeza y placer” -palabras de la misma letra- que abandona su casa y rechaza la posibilidad de tener su propio hogar, con amor verdadero, y va en busca de otros ambientes; todavía subyace en el fuero íntimo de ciertas jóvenes la misma actitud estereotipada, a la que se suma la publicidad y la ética utilitaria y las contrataciones televisivas.
Esas historias fueron recogidas por los letristas de tango y la milonguera no fue, entonces, obra del tango sino motivo literario, además de su significación en la sociedad como expresión de la cultura de cierto tiempo.

Milonguera
De milonga palabra de procedencia africana -con bastante inmediación temporal-, se derivan los términos milonguita, milongón, milonguera, milonguerita, milonguero y otra expresión que pertenece tanto al lunfardo sexual o erótico como al calambur. Más, milonga y sus derivados tienen numerosas acepciones.
Limitando el comentario a la voz milonguera, con el significado que tiene en la letra de este tango, recurrimos invariablemente, como en otros casos, a la obra de José Gobello, donde encontramos las conceptuaciones precisas. En este caso, consigna en su Nuevo diccionario lunfardo:

“...Milonguera: bailarina contratada en lugares de diversión nocturna (este término dio, por regresión, milonga y su afectivo milonguita: mujer de vida airada). En esta definición milonguera y milonga tienen el mismo significado.
Es decir, la milonguera también es denominada milonga. Otros autores limitan el significado de milonguera a la mujer aficionada al baile popular, del mismo modo que es dable llamar bailantera a la aficionada a la bailanta, o salsera, la salsa.
Se han considerado los sinónimos de milonguera, a saber: cabaretera, alternadora, copera, taquera.
Lo cierto es que milonga y las voces derivadas de ella habitan las letras de tangos y milongas en un largo lapso de la historia de la canción ciudadana.

Melena
Los académicos aseguran que “melena” es una palabra de origen incierto y, sin embargo, hay 
referencias literarias correspondientes al siglo XIII, aunque citadas mucho después; la más antigua conocida la anota Bernardino de Sahagún, en su obra titulada Documentos; fue un religioso franciscano e historiador español, un estudioso de la antropología, además, y casi toda su obra se basó en documentos.
En el idioma español se considera que la melena es cierto tipo de cabello, el que cae sobre los costados y los ojos, o sobre los hombros; en cambio para el idioma popular argentino, melena es todo cabello que sea abundante, recortado o no, largo o corto, pero además cuando es significativamente largo se lo denomina porra y un porrudo es lo mismo que un melenudo. Con este ejemplo, una vez más se puede comprobar que el idioma español es solo parte de nuestro idioma.
En el tango “El Malevo” escuchamos:

“Sos un malevo sin lengue,
sin pinta ni compadrada,
sin melena recortada,
sin milonga y sin canyengue”, 
lo que avala lo que venimos expresando. 

Esta letra es de Martín Castro, que en realidad era una mujer: Martín Castro es el seudónimo de una mujer, poeta, tanguera y platense, que se llamaba María Luis Carnelli.
Así que, por la letra del tango “Milonguera” como por la letra del tango “El Malevo”, deducimos 
que la melena recortada era común al hombre y a la mujer. Otras letras informan acerca de otras precisiones. En “El Taita del Arrabal” (tango con letra de Herrera y Romero y música de Padilla):

“Era un malevo buen mozo de melena recortada;
las minas le cortejaban pero él las trataba mal,
era altivo y lo llamaban el taita del arrabal”.

El “Pigall”
Siendo el autor de la letra y de la música del tango “Milonguera”, de origen uruguayo, podría 
afirmarse que el “Pigall” de que habla es tanto el de Montevideo como el de Buenos Aires, pero me inclino a pensar que se refiere al porteño nuestro porque, por los datos que he puntualizado líneas arriba, Aguilar ya estaba hacía varios años en Buenos Aires.
Los dos fueron cabarets, pero el de Buenos Aires se denominó “Royal Pigall” y fue inmortalizado por la letra de Celedonio Flores (“Corrientes y Esmeralda”):

“El Odeón se manda la real academia,
rebotando tangos el Royal Pigall
y se juega el resto la doliente anemia
que espera el tranvía para su arrabal...”.
Estaba en Corrientes 865.

lunes, 24 de octubre de 2011

“Mi Buenos Aires Querido”

CHAMUYANDO- Eduardo Giorlandini

El tango canción “Mi Buenos Aires Querido” es infrahistoria, una expresión de individualidad, como así todas las letras tangueras; transpira lirismo, no melodrama; un canto a la esperanza, al reencuentro que extingue penas y olvido.
Dibuja el barrio, con su geografía antigua, con su farolito y la pebeta; el sentimiento amoroso y el amor al barrio y a la ciudad que fue la cuna del tango y el regazo del bandoneón; memoración de la vida de un hombre -cualquier hombre- que atesora recuerdos y querencias.
Y en ese enclave:

“En la cortada más maleva una canción
dice su ruego de coraje y de pasión”.

La película
Con música de Carlos Gardel y letra de Alfredo Le Pera, lo cantó el “Zorzal Criollo” en la película Cuesta abajo, en la que “El Morocho del Abasto” actúa con Mona Maris, Anita del Campillo, Vicente Padula, Manuel Peluffo, Carlos Spaventa, Jaime Devesa y el mismo Alfredo Le Pera, que hace el papel de “Un hombre”.
La cinta se filmó en Long Island (Nueva York), en mayo de 1934 y se estrenó e 5 de septiembre del mismo año, en el cine “Monumental”, ubicado en la calle Lavalle número 780, de la ciudad de Buenos Aires.

Las primeras grabaciones
Con el apoyo de la discografía de Eduardo Romano, anotamos, confirmando algunos datos con las obras de José Gobello, que fue grabado por Carlos Gardel con la orquesta de Terig Tucci, en Nueva York, en el sello “Víctor” (1934); por Francisco Canaro, con la voz de Carlos Galán, en “Odeón”, en el mismo año y con posterioridad al citado sello, que lo realizó en el mes de julio; por Alberto Soiffer, cantando Roberto Quiroga, en “Víctor” (1942); Horacio Deval, con orquesta dirigida por Argentino Galván, en “T.K.” (1953); Héctor Mauré, con guitarras, en “Odeón” (hacia el final de 1968). Después se hicieron otras grabaciones: Guillermo Fernández, con orquesta dirigida por Carlos García, en “Odeón” (marzo de 1979); “Los Cinco Latinos”, con la voz de Estela Raval, acompañada por batería, piano, guitarra y bajo eléctrico, además del coro (“Diapasón Producciones Fonográficas S.A.C.I.”, Buenos Aires, sin fecha).

La letra
Los versos de Le Pera se insertan en cierto contexto, que fue descripto por José Gobello en su libro Crónica del tango. Al referirse a Gardel, luego de que la “Paramount” promovió el encuentro con Le Pera, anota: 

“Ahora debe cantar en un idioma que pueden entender los españoles y los latinoamericanos, pero que, sin embargo, no carezca de color local. La creación de ese idioma se debe a Alfredo Le Pera... El mérito de Le Pera consiste en haber escogido palabras, giros y metáforas que no violaban la asepsia lingüística impuesta por la índole del negocio y, sin embargo, tenían sabor a tango. Olvidémonos de ‘Melodía de Arrabal’ donde todavía hay algún lunfardismo. Veamos las canciones escritas para las películas neoyorquinas, que son aquellas en las que Gardel, ya definitivamente convertido en astro hispanohablante, no puede permitirse utilizar términos de difícil comprensión... Y tuvo también el buen tino de contrabandear algún lunfardismo esporádico, pensando que, de todos modos, el mercado argentino seguiría siendo el más importante para Gardel. 
Así, por ejemplo, en “Golondrinas” hace cantar: ‘Criollita de mi pueblo, pebeta de mi barrio’ “.
  
Mas, en mi opinión, debemos rastrear ligeramente algunos de los vocablos de “Mi Buenos Aires Querido”:

“Mi Buenos Aires querido,
cuando yo te vuelva a ver
no habrá más penas ni olvido.
El farolito de la calle en que nací
fue el centinela de mis promesas de amor.
Bajo tu quieta lucecita yo la vi
a mi pebeta luminosa como un sol.
Hoy que la suerte quiere que te vuelva a ver,
ciudad porteña de mi único querer,
oigo la queja 
de un bandoneón,
dentro del pecho pide rienda al corazón.

Mi Buenos Aires
tierra florida,
donde mi vida
terminaré,
bajo tu amparo
no hay desengaños,
vuelan los años
se olvida el dolor.
En caravana
los recuerdos pasan
como una estela
dulce de emoción...
Quiero que sepas 
que al evocarte,
se van las penas 
del corazón.

La ventanita de mi calle de arrabal
donde sonríe una muchachita en flor.
Quiero de nuevo yo volver a contemplar
aquellos ojos que acarician al mirar.
En la cortada más maleva una canción
dice su ruego de coraje y de pasión,
una promesa
y un suspirar...
Borró una lágrima de pena aquel cantar.

Mi Buenos Aires querido,
cuando yo te vuelva a ver
no habrá más penas ni olvido”.

Como no hay lunfardismos en estado de pureza y además existen argentinismos -en un sentido más amplio y por ahora- y voces criollas y gauchescas, deberíamos deslindar -al solo efecto del análisis- el vocabulario de la letrística tanguera y de la poesía lunfarda, o lunfardesca y de otras fuentes de la literatura popular argentina, para aceptar que en todo ello -y en mucho más- existen también los cimientos de lo que en el futuro puede constituir un idioma nacional argentino, cualquiera sea la denominación que se le ponga o que se imponga espontáneamente, así sea la expresión “lunfardo”. Asimismo, debemos reconocer que los lunfardismos son tales por diversidad de circunstancias, factores y componentes.
El lunfardismo existe venga de donde venga el vocablo, con tal que nuestra gente le haya incorporado algún elemento, cualquiera, a la grafía de la palabra o a su significación, se trate de curda o de afanar, que son de origen español. Recorriendo la letra de “Mi Buenos Aires Querido”, entonces, puntualizamos algunas voces que solamente los argentinos, gracias a dichas fuentes y al uso histórico, conocemos, usamos y sentimos como parte de nuestra propia circunstancia. Tales son farolito, pebeta, bandoneón y las expresiones dentro del pecho pide rienda al corazón (de origen campero) y la ventanita de mi calle de arrabal. Y agrego que, en este maranfio gotanero, la cortada más maleva me cae como postre.

La cortada
La “Real Academia Española” considera que cortada es un argentinismo y que se trata de una “calle corta y generalmente angosta que suele tener un único acceso”. Como se ve, la definición deja muchas puertas abiertas, pues, por excepción, hay cortadas anchas o con doble acceso, uno de los que es un muy angosto pasillo o pasaje.
Para mí, la palabra es un lunfardismo, por muchos motivos: es propia de la gran ciudad argentinda difundida por la literatura popular urbana, la poesía lunfarda y la letrística tanguera. Este tipo de calle existe desde antiguo, en todo el mundo, pero el término fue una creación argentina, con este significado especial, ya aprehendido.
La cortada se une a la familia argentina, a la gente normal, de trabajo, pero también, en otros 
tiempos, en algunos casos, al lugar preferido para cierto comercio , que atrajo malevaje o al compadre producto de la historia para el que el cuchillo era parte de su indumentaria:

“En la cortada más maleva una canción
dice su ruego de coraje y de pasión”.

Los versos tienen relación con las historias de cuchilleros de los que Jorge Luis Borges improntó en las milongas. Algo más de la cortada escribió Enrique González Tuñón:

“Escondida en un recodo del arrabal, la Cortada, como una madre anciana, duerme el cari-
ñoso recuerdo de sus hijos bajo la emocionante mirada de un farol, mientras una original orquesta de ranas y grillos ejecuta las acompasadas piezas de su repertorio.En el regazo de la Cortada corretean los chicos de barrio. Barrio de la gente humilde que frateniza en el puchero cotidiano y se emborracha con el dorado vino del sol.
Embajadores rudos, madres prolíferas exhibiendo sus vientres combados, criaturas anémicas y muchachitas sensibleras que van todas las mañanas caminito de la fábrica y se desayunan conun trozo de tango. Tango que nació en la cortada del suburbio y fue apadrinado por el elemento lunfardo que ‘apoliyaba’ en el viejo depósito de contraventores de la calle 24 de noviembre. Pobres pebetas románticas que gastan sus ratos perdidos leyendo novelitas semanales y alimentando ilusiones que se volatilizaban en la melancolía del suburbio.”  (Buenos Aires, mi ciudad, Eudeba, 1963).

En esta misma obra se lee:

“El porteño le ha dado el nombre de ‘cortada’, pero etimológicamente considerada, no es 
más que un ‘pasaje’, pues éste señala ‘un paso público entre dos calles’. La ‘cortada’ más famosa fue la de Carabelas, por la concurrencia a sus bodegones de noctámbulos de prestigio. La ‘cortada’ es como una gambeta urbana que rubrica su recta a su línea oblicua en más de un barrio porteño: Sargento Cabral; Rauch; La Paz (actual Luis Dellepiane); Sceber; del Carmen; Florencio Balcarce; Cinco de Julio; Gustavo Riccio; etc. La vida de más de una de ellas ha fluctuado entre el misterio y la leyenda, como en el caso de la ya desaparecida del Pecado, en sus últimos años llamada Aroma.”

¡Sí...hay muchas cortadas! Algunas famosas... Pero ¿cuál es la más representativa?
La antigua Calle del Pecado, luego llamada Aroma, hacia el sur, que no debe ser confundida con otra llamada Aromo, en Villa Urquiza, al nordeste de la ciudad de Buenos Aires. Esta calle, la del Pecado, tiene que ver con el tango y sus antecedentes propios de los hombres de ébano y el candombe; también con la muerte y la prostitución, en un clima de danza, entrevero y fulería.
Otra cortada, más ligada al tango, es la cortada Carabelas, cuyo nombre alude a las embarcaciones con las que Colón inició el viaje histórico. Entre las calles Presidente Perón, Sarmiento, Pellegrini y Suipacha. No se puede hablar de la calle Corrientes, capital del tango, sin hablar de la cortada Carabelas, representativa de la noche porteña, del arte popular, la bohemia, los bodegones y el morfilai. En cierto sentido, es la cortada mistonga. En el restaurante “El Americano”, de José Luis Roncallo (pianista y ahijado de Santo Discépolo, padre de Enrique Santos), en la calle entonces denominada Cangallo, frente a la cortada, Angel Gregorio Villoldo estrenó “El Choclo”, pero tocado por el mismo Roncallo; el título está referido al choclo del puchero que se hacía en ese restaurante. Según Francisco García Jiménez, el tango fue compuesto en 1903 y completado en una noche de fines de octubre del mismo año, en “El Americano”. El diálogo entre Villoldo y Roncallo, es transcripto por García Jiménez en el libro Así nacieron los tangos:

“-Vení -le dice Villoldo, tras el saludo, y se lo lleva a la trastienda-. Escuchá esto. -Y le hace oir en la guitarra el tango que acaba de componer-. ¿Qué te parece?
-¡De lo mejor que has hecho! Hay que escribirlo en seguida.
-¿Vos lo estrenás?
Roncallo da una espantada:
-¿Yo?... ¿Estás loco? ¿Con la orquesta clásica, y en el Americano, donde va toda la ‘crema’ de Buenos Aires? Viejo... Un tango... ¡Allí es mala palabra! -Pero entre tanto Villoldo está rasgueando otra vez su composición y Roncallo, ganado por la musiquita tan entradora, cambia su expresión iluminado por una idea-: Esperá... ¿Y quién me obliga a descubrir que es un tango?... ¡Anuncio la pieza como ‘danza criolla’! ¿Cómo se llama, che?
-Le puse “El choclo”. Me gustó de alma desde la primera nota. Y como pa’ mí el choclo es lo más rico del puchero...
-El nombre pega bien pa’ tocarlo en un restaurante”.

Esta digresión me parece necesaria por los conceptos que incluye, con los que se pueden esclarecer varios de los temas de la historia del tango que merecen atención, para conocerla un poco más.
Pero cuando Le Pera escribe en “Mi Buenos Aires Querido” los versos citados a lo mejor se refería a la cortada hoy denominado Carlos Gardel, en el Abasto, frente al ex Mercado, entre Jean Jaurés y Anchorena, Lavalle y Corrientes, a pocos metros de la casa donde vivió en los últimos tiempos “El Mudo”, en Jean Jaurés 735. con todo lo que se ha escrito acerca del Barrio del Abasto -considerado real y sociológicamente- no puede dudarse que esta cortada sea la más representativa, por su geografía, su gente, sus santuarios populares y tangueros y por ser la cuna del muchacho Gardel y también del hombre, que no lo abandonó nunca, ni siquiera en el momento más elevado de su itinerario artístico y que seguramente -con bastante espíritu callejero y caminante- la transitó incansablemente. Ese barrio fue, seguramente, la historia de “Melodía de Arrabal”, y la cortada la arteria que lo representa; ese barrio fue el corazón de Buenos Aires / Tango.
Me parece verdadero el concepto: “Todo está en todo”. Pero ha de resaltarse otra verdad, más particular: el tango está prendido como abrojo a la cortada y esto, en cierto modo, lo dibujó Roberto Juan Beraldi en su poesía “Hermano Tango”:

“Cuando en el firulete de una quebrada
se fundían a fuego dos corazones,
o cuando defendían, bravos varones,
su prestigio en las sombras de una cortada”.

“Melodía de Arrabal”

CHAMUYANDO - Eduardo Giorlandini

Es un tango canción, que se caracteriza porque tiene letra y música y porque es prevalentemente melódico.
Es un tango donde se destaca la melodía, es decir, se destaca la parte cantable de la composición, bien diferenciada del acompañamiento.
Y tiene más sabor porque es una “melodía de arrabal”, porque trae recuerdos de barrio suburbano; de seres queridos; de barrios con organitos y calesitas; de gritos callejeros y silencios nocturnos; de los símbolos de la historia chica, como una luna achirolada plateando la escena del arrabal, las madreselvas en flor, el mechón de una Santa Rita asomándose en el cerco, el farol, el árbol recortando el cielo y como expresa la letra de Batistella (Mario):


“Barrio plateado por la luna
rumores de milonga
es toda su fortuna.
Hay un fuelle que rezonga
en la cortada mistonga.
Mientras que una pebeta,
linda como una flor,
espera coqueta bajo la quieta
luz de un farol”.

¿Quién fue Mario Batistella?
Fue autor teatral. A fines de la década del ’20 conoció en Francia a Gardel, quien hizo la música de este tango. Llegó de Italia a la Argentina, cuando tenía 17 años y pronto dominó el lenguaje porteño.
A propósito de esta letra, uno podría preguntarse si el arrabal es lo mismo que el barrio y si razonamos una respuesta nos damos cuenta de que no es la misma cosa, porque hay barrios que pertenecen al arrabal y otros que no.
Arrabal no es una palabra inventada por nadie en particular. Es muy antigua. Tiene una larga historia. En el siglo XIII arrabal era el barrio que estaba fuera del recinto de la población (principal); los alrededores de una ciudad. El significado está vinculado también a la pobreza, a la falta de cultura, entre otras características. no es históricamente un lunfardismo pero los argentinos, y especialmente la literatura popular y lunfarda, han tomado posesión de esta palabra. Pero también los juristas: Vélez Sarsfield la incluyó en el Código Civil de la República Argentina.
Decía recién que el barrio de arrabal está signado por la humildad y el letrista lo improntó en la letra del tango: “Barrio, plateado por la luna / rumores de milonga / es toda su fortuna”. No tiene otra fortuna, entonces, que su música y su danza. La cortada, la calle cortada del barrio, es mistonga, por eso mismo, porque es pobre o humilde. La palabra está formada por el genovés miscio, transformado en misto, y el sufijo ongo. De miscio deriva mishiadura, que es pobreza.
El fueye del que habla el poema es el bandoneón, conocido también como bandóneo, bandolión, bandola, fueye, funebrero, jaula, jaulita, verdulera y cusifai.
Como usualmente se dan datos aislados acerca de este instrumento incorporado al tango, profundizando un poco más en el tema debemos recordar que a principios de siglo había un instrumento parecido, en Europa, el akkórdion, inventado por Cyrillus Damian.
Lo que hoy es el bandoneón, en su forma incipiente, apareció en Baviera, como órgano portátil para funerales. Será por eso que dice otra letra: “al eco funeral de tu canción”.
Según una tesis repetida, lo habría inventado Heinrich Band, quien para su producción y venta habría formado una sociedad, una unión de personas, en forma de cooperativa y así apareció la palabra Band-Union (como nombre de una cooperativa).Pero según otra teoría el bandoneón derivaría del onión, traído en 1870. Un músico, de apellido Band, lo tocaba en Buenos Aires y le enseña el instrumento al padre de Domingo Santa Cruz, autor del tango Unión Cívica, dedicado más al caudillo Manuel J. Aparicio que al partido político. Pero lo interesante es que ya antes de ese año lo tocaba un negro, que había sido esclavo, a quien llamaban “El Pardo”, y que luego recibió el nombre Sebastián y el apellido Ramos Mejía, cuando se suprime la esclavitud en 1853. 
“El Pardo”, Sebastián Ramos Mejía, se destacó como bandoneonista hacia 1865 aproximadamente.
Otro de los símbolos, en esta letra es el farol, el farolito de tantas letras, películas y obras teatrales. Con el correr del tiempo habría de ser el emblema de la “Academia Porteña del Lunfardo”, iluminando un concepto: “El pueblo agranda el idioma”. Allí, bajo la quieta luz de un farol, puede recalar la pebeta linda como una flor, el cantor, el taura, que quiere decir muchas cosas pero en esta letra significa hombre de agallas, pero aparece en la literatura lunfarda también como jugador audaz y fullero, porque dervida del español tahúr, que es el jugador fullero. Es claro, todo esto es historia; desaparecieron los tauras, pero no los fulleros.
Otras palabras en la letra de “Melodía de Arrabal” aluden al baile (milonga), a la mujer contratada para bailar en lugares de diversión nocturna (que es el caso de milonguita; la mujer joven (que es pebeta), la bronca, que es un altercado, y el entrevero, que es una riña, pero es un vocablo que viene de nuestra propia historia argentina; era una lucha de gran magnitud, según Lugones era la maniobra por excelencia de las montoneras; para los montoneros significaba el triunfo y para el enemigo, la dispersión.

“La Última Curda”

CHAMUYANDO- Eduardo Giorlandini

Tal es el título del tango cuya música fue hecha por Aníbal Troilo, y cuya letra pertenece a Cátulo Castillo. Esta, pertenece a la temática del alcohol y el desamor, pero expresa contenidos de queja, amargura, tristeza, decepción y un sentido trágico de la vida.
Asimismo, en este tango como en otros (“La Última Copa”, de Caruso y Canaro; “Tabernero”, de Cafre y Frontera; “Tomo y Obligo”, de Gardel y Romero; “Destellos”, de Caruso, y muchos más) el personaje busca la intimidad con otro, la posibilidad de la confesión o el desahogo.
“En Che, Bandoneón”, de Manzi y Troilo, la confesión es con el bandoneón, humanizado en la 
letra de Homero.
“La Última Curda” es la última embriaguez, antes de la muerte. Lapalabra pertenece al caló, el dialecto de los gitanos; es la abreviatura de zincaló, que en el mismo dialecto significa ‘gitano’. Así lo señala José Gobello en su Diccionario lunfardo.
Edmundo Leonel Rivero publicó un libro (Una luz de almacén) con el cual colaboré junto a otros amigos y por lo que al final de la obra nos agradeció muy sinceramente. Allí nos habla de la última curda y de sus autores.
Recuerda Rivero que Troilo sabía mucho de lunfardo y que apreciaba las canciones lunfardas que Rivero le cantaba con su guitarra, pero no las incorporaba a su repertorio porque él se identificaba más con Homero Manzi, Cátulo Castillo o Expósito.
Pero no incluía los temas lunfardos no por causa de las prohibiciones conocidas de la época, sino porque intuía que el público podría desorientarse “si dábamos un paso franco hacia el lunfardo y sus ásperas y a veces hasta sórdidas historias”.
Relata también que con Bavio Esquiú, el creador de “Juan Mondiola”, y “Pichuco”, tuvieron muchas noches de canciones y versos lunfardos, pero nunca se hubiera imaginado que fuese a estrenar un tango desde un balcón de la calle Paraná.
El “Gordo” Troilo vivía allí, en un segundo piso, cerca de Corrientes, frente al cabaret “Chantecler”; y allí se hizo el tango “La Última Curda” y allí lo estrenó Rivero, desde el balcón, justamente cuando salía la gente del cabaret, que se juntó en la calle e interumpió el tránsito.
La letra dice en un verso que “es todo, todo, tan fugaz” y ello fue como un vaticinio para Miguel Angel Bavio Esquiú, que falleció pocos días después y -como en el tango- tomó la curva a todo corazón: 
  
“Marea tu licor y arrea
la tropilla de la zurda
al buscar la última curda...”.

Y ya que hablamos del “Chantecler”, famoso e inmortalizado en las letras de tangos, recuerdo que se inauguró en 1924 y fue demolido en 1960. Por eso, como lo señala Horacio Ferrer, Enrique Cadícamo compuso el tango “Adiós, Chantecler”. El local estaba ubicado en calle Paraná, entre Corrientes y Lavalle.
Muchas veces lo recordamos a Rivero. Nunca lo habíamos recordado al creador de “Juan Mondiola”. Lo hacemos hoy, con el sentimiento de haber compartido aquella noche la composición de un tango que si bien tiene amarguras, también muestra sus lindezas como música y como poema.
Asimismo, nuestro recuerdo a Bavio Esquiú como creador popular de una suerte de género amoroso en lunfardo, con el personaje que conocimos en la revista “Rico Tipo” y en el libro, donde los temas son populares al hablar del chamuyo como función social, del rebusque flor, la figurita repetida, de las serenatas, de Corrientes y Paraná y de Carlos Gardel.
  
Letra
“Lástima, bandoneón
mi corazón
tu ronca maldición maleva. 
Tu lágrima de ron me lleva
hasta el hondo bajo fondo
donde el barro se subleva.
Ya sé, no me digás
tenés razón
la vida es una herida absurda. 
Y es todo, todo, tan fugaz
que es una curda nada más
mi confesión.
Contáme tu condena
decíme tu fracaso
no ves la pena 
que me ha herido. 
Y hablame simplemente
de aquel amor ausente
tras un retazo del olvido. 
Yo sé que te hago daño
yo sé que te lastimo
llorando mi sermón de vino. 
Pero es el viejo amor
que tiembla bandoneón
y busca en un rincón que aturda
la curda que al final
termine la función
corriéndole un telón 
al corazón.
Un poco de recuerdo 
y sinsabor
gotea tu rezongo lerdo. 
Marea tu licor y arrea
la tropilla de la zurda
al buscar la última curda.
Cerráme el ventanal
que arrastra el sol
su lento caracol de sueños. 
No ves que vengo de un país
que está de olvido, siempre gris
tras el alcohol.”