lunes, 24 de octubre de 2011

“Flor de Fango"

CHAMUYANDO- Eduardo Giorlandini


Generalmente, las letras de tango dieron testimonio de una época, de una circunstancia, de un amor o un conflicto y, en fin, de la vida que fue en cierto tiempo y lugar. No debemos valorarlas con los valores, usos y costumbres que emergen del momento actual.
No cabe tampoco descalificar a la letrística tanguera por sus contenidos que se refieren al pasado, ni siquiera al comportamiento de los personajes, cuando se corresponden con la realidad social, pues aunque tenga que ver con la vida fulera, en todo caso el ser humano es de mala vida en el sentido de que vive mal y no pocas veces lo que se exalta con alarde no es más que una humorada, una sonsera o falta de conciencia generada por la historia y por la sociedad.
Lo que pasó debe considerarse ampliamente, con un presente del pasado, un presente del presente y un presente del futuro, como decía San Agustín. Más todavía, sin descargar culpas -si las hay- en los individuos de la historia, o la infrahistoria. En todo caso, el pecado no es del tango, ni por causa del tango. El poeta describe, pinta o dibuja y memora; la nostalgia en el tango es inevitable porque es de la gente, de nuestra gente, como puede ser de otra y se vuelca en los poemas y la música con diversos constituyentes.

Dramón, al fin de cuentas
Lejos de ser una compadreada, o un vocabulario de palabras lunfas, o un asunto amoral o inmoral, la mina de “Flor de Fango” es el personaje de un verdadero drama: es el sufrimiento de la pobreza o alguna otra causa que lastima al espíritu de la creatura -acompañada o no de proclividad al desenfreno- lo que empuja a desear las cosas que la misma comunidad “organizada” impone.
De ella nació el conventillo, las farras de champán, el viejo verde, el vividor, la tonadilla y el tango. Pero el melodrama se define por la pobreza, la decadencia moral, el desengaño que deja sin corazón, las congojas y martirios, el dolor que agobia, la falta de madre, el engrupimiento que empuja a la perdición “noche a noche en el festín”. ¡Palabras del tango! De otro modo, con otros ojos no podemos ver estos asuntos de la vida argentina y del gotán.
El tiempo del tango y los autores “Flor de Fango” tiene música de Augusto Gentile y letra de Pascual Contursi y sobre él anota José Gobello, en su Nueva antología lunfarda (Editorial Plus Ultra, página 100): 

“ ‘Flor de Fango’ fue cantado por María Luisa Notar en el sainete de Alberto Novión El cabaret
Montmartre, estrenado en el teatro Nacional el 29 de junio de 1919 por la compañía Arata-SimariFranco. Es un prontuario versificado y queda como testimonio de una época de gusto pervertido que el mismo Contursi no tardaría en dejar atrás”.

Cabe aquí hacer una hermenéutica de lo escrito más arriba y lo puntualizado por Gobello. Entre ambos puntos de vista no hay incongruencia o disentimiento pues, en efecto, se trató de una “época de gusto pervertido”. Luego, el poeta pudo hacerla formar parte de su creación o no.
El tango de nuestro comentario fue motivo de numerosas grabaciones. Eduardo Romano, en Las letras de tango (Editorial Fundación Ross, Rosario, 1991, página 33), informa acerca de poco más de las tres primeras décadas:

“Fue grabado por Carlos Gardel con la guitarra de José Ricardo, para el sello “Odeón” (1919); 
posteriormente lo registró Rosita Quiroga con acompañamiento de guitarras, en “Víctor” (12/25); Charlo lo grabó con acordeón y guitarras, sin canto, en “Odeón” (1940); la orquesta de Florindo Sassone con la voz de Roberto Chanel, lo llevó a la placa en “Víctor” (4/50); Alfredo De Angelis con Oscar Larroca, en Odeón (5/51); también fue grabado por la orquesta dirigida por Juan Carlos Howard con el cantor Carlos Bermúdez, en el sello ‘Columbia’”.

Conforme con numerosas fuentes, entonces, “Flor de Fango” se grabó bastante después que “Mi Noche Triste” (Gardel grabó este tango con letra de Pascual Contursi y música de Samuel Castriota, en el año 1917).
Siguiendo la Comunicación Académica 882 (“Academia Porteña de Lunfardo”), hecha por Abel Curutchet, el estreno de “Flor de Fango” se hizo el 25 de junio del citado año de 1919, ratificando que fue de Roberto Firpo la orquesta actuante -y no otra-, integrada por Pedro Maffia, Juan De Ambrogio, Adolfo Muzzi y Cayetano Puglisi. Fue Adolfo Muzzi quien suministró esas referencias.
En una comunicación posterior (número 1.232, de la misma academia), Boris Puga informa que en el diario “El País” de Montevideo (14 de septiembre de 1918) aparece un aviso de los discos Nacional/”Odeón”, de la “filial que Bernardo Glucksmann tenía” en esa ciudad. Según esa fuente aparece como grabado el tango en 1918. Otra historia es precisar cuándo se hicieron las letras y las músicas, consideradas separadamente.
Adolfo Sierra había sostenido que la teoría de que “Flor de Fango” se grabó antes que “Mi Noche Triste” no tiene consistencia alguna, pues:

“Los catálogos de discos del sello Nacional Odeón y las publicaciones periodísticas de la época (“La Nación” y “Caras y Caretas”), anuncian la aparición de “Mi Noche Triste” por Carlos Gardel a partir de mayo de 1917, esta referencia es perfectamente concordante con la fecha de grabación, que es el 9 de abril de 1917. En cambio, la publicidad de “Flor de Fango” recién aparece a mediados de 1919.”

José María Contursi, hijo de Pascual, corrobora: su padre compuso “Flor de Fango,” entre otros temas, estimulado por el éxito de “Mi Noche Triste”; al expresar esto repetía comentarios de Pascual. Antes de que tuviera letra “Flor de Fango” hubo una versión instrumental, con el título “El Desalojo”. Con respecto al día del estreno de “Flor de Fango” se da otro día: 29 de junio de 1919 (confer José Barcia, Enrique Fulle y José Luis Macaggi, Primer diccionario gardeliano; Editorial Corregidor, Buenos Aires, 1985, páginas 101 y 102).  Los antecedentes tienen su razón de ser, para precisar el tango con el que se inicia la edad del “tango canción”.

Letra alterada
La letra de nuestro tango de marras sufrió -o se benefició con- alteraciones, las que parecen inevitables, al llevarse al disco, por el director o el solista. Necesidad de la interpretación, estilo, criterio o estructura orquestal, imponen modificaciones. Las de Gardel fueron de toda necesidad, pero metía baza en ocasiones “deliberando” con el letrista, aunque no tuvo éxito con Alfredo Marino, en el tema “El Ciruja” y, sin embargo, igualmente se dio el gusto a pesar de la oposición del autor. 
Edmundo Rivero exaltó el respeto a la obra, como fue concebida, particularmente en cuanto a la letra.
Para unos y otros, mantener y respetar lo creado o modificarlo tiene su importancia; más allá, se da el caso de varias versiones poemáticas para la misma música. Asimismo, el tema se vincula al gusto del artista. A veces las letras reciben agregados, diálogos o expresiones del cantante o, excepcionalmente, enriquecidas por un coro.
Al final, cuando una interpretación se impone en el gusto popular, es el pueblo el que reconoce determinada letra y después hay inclinación a interpretarla así, en no pocos casos. Así, esa es la letra reconocida y -salvo los tangueros inquisidores- la gente no hace cuestión con las diferencias.
Veamos un caso, de modo representativo, en nexo al tango de marras, “Flor de Fango”, comparando la letra entre un texto serio y una versión, también seria, a saber:

Pascual y José María Contursi, Grabación de Alfredo de Angelis, Cancionero, “Torres Agüero Editor”, con Oscar Larroca, en “Odeón” (mayo de Buenos Aires, 1977, páginas 24 y 25:    1951):

Mina, que te manyo de hace rato,   Mina, que te manyo de hace rato,
perdonáme si te bato                        perdonáme si te bato
de que yo te vi nacer...                      de que yo te vi nacer...
Tu cuna fue un conventillo               Tu cuna fue un conventillo
alumbrao a querosén.                       alumbrao a querosén.
Justo a los catorce abriles                Justo a los catorce abriles
te entregastes a la farra,                  te entregastes a la farra,
las delicias del gotán.                        las delicias de un gotán.
Te gustaban las alhajas,                  Te gustaban las alhajas,
los vestidos a la moda                      los vestidos a la moda
y las farras de champán.                  y las farras del champán.
Después fuiste la amiguita              Después fuiste la amiguita
de un viejo boticario,                         de un jovato boticario,
y el hijo del comisario                        y el hijo de un comisario
todo el vento te sacó...                     todo el vento te chacó...
Y empezó tu decadencia                Y empezó tu decadencia, ¡ay!
las alhajas amuraste                        las alhajas amuraste
y una pieza alquilaste                       y un bulincito alquilaste
en una casa e’ pensión.                   en una casa e’ pensión.
Te hiciste tonadillera,                        Te hicistes tonadillera, ¡ay!
pasaste ratos extraños,                   pasaste ratos extraños,
y a fuerza de desengaños               y a fuerza de desengaños
quedaste sin corazón.                      quedaste sin corazón.
Fue tu vida como un lirio    |
de congojas y martirios.     |
solo un dolor te agobió...    | suprimidos
No tenías en el mundo       |
ni un consuelo...                  |
El amor de madre te faltó. |
Fuiste papusa de fango            Fuiste papusa de fango
y las delicias de un tango          y las delicias del tango
te arrastraron del bulín.             te piantaron del bulín.
Los amigos te engrupieron       Los amigos te engrupieron
y esos mismos te perdieron      y ellos mismos te perdieron
noche a noche en el festín.      noche a noche en el festín.

Mina, que te manyo de hace rato,
perdonáme si te bato
de que yo te vi nacer...
Te gustaban las alhajas,
los vestidos a la moda
y las farras del champán.


Chamuyo
Ajustándonos a la letra sin modificaciones, ya transcripta, en el vocabulario que sigue a continuación incluirá solo el significado que, según mi interpretación, el autor de la letra ha querido darle a las palabras utilizadas, en mérito a que en casos son innumerables las acepciones y la semántica posible según las circunstancias de la historia individual.
ABRILES. Años.
AMURASTE. Empeñaste.
BATO. Digo
BULÍN. Habitación.
ENGRUPIERON. Engañaron.
FARRA. Diversión.
FESTÍN. Fiesta.
GOTÁN. Tango.
MANYO. Conozco.
MINA. Mujer.
PAPUSA. Mujer bonita.
PERDERSE. Caer en decadencia.
QUEROSÉN. Combustible. Derivado del petróleo natural, destinado a alumbrar. Lo incluyo como lunfardismo porque la “Real Academia Española” entiende que la palabra en el español es queroseno y no querosén, como siempre lo expresamos en Argentina.
VENTO. Dinero.


Acerca de la tonadillera
“Tonadillera” es la mujer que compone o canta “tonadillas” (este último significado -cantar- es el vocablo empleado en la letra). Tonadilla es derivado de “tonada”, una canción alegre y ligera, que se cantaba en algunos teatros y otros sitios que eran de diversión. Muy antiguamente estaba ligado al sainete y se inspiraba en la vida popular y cotidiana.
Fueron “tonadilleras”, alrededor del momento de hacerse “Flor de Fango”, Teresita Maraval, llamada “Zazá”, que tuvo varios encuentros con Carlos Gardel, dentro y fuera del país. Ambos 
mantuvieron una mutua y amorosa simpatía; Inés Berutti y otras que surgirán de las referencias que siguen.
Hacia marzo de 1917, el “Zorzal Criollo”, en el “Teatro Empire”, ubicado en Corrientes y Maipú, compartió el cartel durante dos meses con la “tonadillera” “La Cholita”. Otra de las "tonadilleras” 
de esa época quedó testimoniada en la historia del tango por “El Morocho del Abasto”: Roxana, con quien en Viña del Mar, Chile, baila un tango en escena (ver Edmundo Eichelbaum, Carlos Gardel; “Editorial Javier Vergara”, Buenos Aires, 1985, páginas 174, 179, 180 y 196).
Es claro que la “tonadillera” de “Flor de Fango” no era de aquellas como las nombradas líneas arriba: la mujer “tonadillera” de la letra no es la profesional: es la típica mujer bonita “putanesca”, metida en ambientes de diversión; para inducir a una comparación:

“Vos que no tenés oído
ni para el ‘arroz con leche’
y cantabas ‘La Morocha’
como número atracción...”.

(“Audacia”, tango: letra de Celedonio Esteban Flores y música de Hugo La Rocca).

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